Tras más de seis horas de viaje y más de seiscientos kilómetros que separan Segovia de la capital gallega conozco a Juan Carlos, un seguidor de mi reto en Twitter, que me ofreció toda la ayuda posible durante el fin de semana para hacerme sentir como en casa. Tanto él como su novia Xenita, me acompañaron la tarde del sábado haciéndome de guías para conocer un poco la ciudad, ya me habían recogido ellos el dorsal esa mañana, así que disfrutamos de una agradable cena y pronto a descansar.
Un domimgo perfecto para correr me esperaba, cielo nublado, temperatura suave y un recorrido de dos vueltas pero muy llamo sin dejar en ningún momento la costa. Me encontré muy cómodo toda la prueba, eso si, gracias a la gran labor de liebre que hizo Juan Carlos conmigo y algunos más que le acompañaban, conseguí volver a mis marcas que había perdido un tiempo atrás y cruzar la meta en 1h 29min.
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