miércoles, 15 de abril de 2015

Segovia - Abril 2015 - 1h 30min

Bueno, pues llego el gran día de volver a correr en casa y celebrar así el segundo aniversario de mi reto deportivo. Me vais a perdonar mi poca modestia con lo que voy a decir, pero la media maratón de Segovia, si coincide con una buena climatología, es una carrera casi perfecta en todos los sentidos y este año la lluvia respetó, y lució el sol. Son ya dos años desde que empecé, y en todo este tiempo he podido completar trece pruebas en trece ciudades españolas con muchas y diversas anécdotas en cada una de ellas.


Cuarenta y cinco minutos antes de la salida mi mujer y mi hija me acompañaron hasta el lugar donde había quedado con mis compañeros de trabajo, con los que desde hace ya tres años hago un pequeño calentamiento antes de situarnos en la línea de salida bajo el majestuoso acueducto romano. La imagen de dicho monumento y los tres mil corredores esperando el cañonazo inicial es algo espectacular y digno de ver, tanto como corredor, como espectador por lo que mucha gente nos cuenta al final de la prueba.
Sin más preámbulos comenzamos a completar los veintiún duros kilómetros que recorren todos y cada uno de los rincones más bonitos de esta ciudad patrimonio de la humanidad. Como ya he recalcado en el renglón anterior, es una de las medias maratones más duras de España, con largas y pronunciadas cuestas que ponen a prueba nuestras piernas y la preparación previa con la que cada uno haya llegado. Salí demasiado retrasado y eso me pasó factura porque tuve que adelantar muchos corredores en el tramo inicial, no pudé mantener un ritmo fijo hasta el kilómetro ocho más o menos.


En ese punto de la carrera pude divisar los globos de la hora treinta a los que me quería unir y dosificar fuerzas para el final. Cinco más adelante, en el trece, consigo alcanzarles y mantener ese tiempo hasta el final, como dije antes, posiblemente el esfuerzo inicial por salir muy atrás ya no me dejo intentar bajar de esa hora treinta. Aún así pude arrebatar treinta segundos a la marca del año pasado, y volví a cruzar los arcos del acueducto en ese magnifico tiempo en una carrera tan dura como es esta y arropado por tantos amigos y conocidos. Como en casi todas las carreras, la organización pone todo de su parte para que no haya imprevistos y la prueba transcurra con normalidad.

Ha vuelto a ser muy emotivo y especial volver a correr en mi ciudad, y más aún, utilizando esta carrera para tirar por segunda vez de las orejas a mi Reto 47, vamos a por otro año más...un saludo amig@s!!!