Como ya he comentado antes, es una carrera bastante llana que te permite correr agusto y saber en que momento se debe dosificar más menos. Dos vueltas a un recorrido de poco más de diez kilómetros, la mayor parte de ellos por fuera de la ciudad, quizás por ese motivo, la gran ausencia de público. Con suerte no llovió durante toda la prueba y nos ahorramos ese incómodo momento de correr empapado de pies a cabeza. Conseguí correr el tipo de carrera que a mi me gusta y que creo que es el adecuado, empezar a un ritmo suave e ir incrementándolo poco a poco, para poder dar el máximo en el momento más importante, que es al final. Abriendo las palmas de las manos, simbolizando el número diez, cruce la meta, encantado de que este duro camino siga su curso. Ahora a pensar en la siguiente, que servirá para cerrar este año, será en Guadalajara para el próximo 14 de diciembre.
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FRUTAS Y VERDURAS EN SEGOVIA
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