Sin tiempo que perder, a las nueve de la mañana siguiente ya nos dirigíamos desde el hotel hacia la zona de salida, con esos pequeños nervios que siempre me rondan antes de cada prueba. Alrededor de tres mil corredores nos recorrimos a zancadas las zonas más emblemáticas de San Sebastián. Todo un lujo poder correr una carrera en una ciudad así, disfrute mucho mientras realizaba el recorrido observando las playas que bañan su costa. Un circuito de dos vueltas, que personalmente como digo otras veces, no soy muy partidario de dar vueltas por la pesadez que conlleva, pero que se equilibra con el apoyo de la gente que llenaba las calles ese día. Sabía que me costaría mucho esfuerzo lograr bajar mi marca personal por debajo de la hora y media, pero quise luchar hasta el final y darlo todo.
Y después de tanto esfuerzo y lucha durante los veintiún kilómetros, lo logré, conseguí cruzar la meta en una hora y veintiocho minutos, y con fuerzas solo para levantar la mano y sonreír levemente por conseguir batir mi récord. Ya, lo único que quería era coger mi avituallamiento y reencontrarme con mis chicas, que me estaban esperando como en cada ocasión para devolverme el aliento. Poco más dio de sí la jornada, recogimos nuestras cosas y con mi dorsal en la mano y feliz volvimos para casa, que teníamos cuatro horas de viaje.
Para terminar reseñar algo bueno y al regular de esta nueva etapa, en cuanto a la organización creo que faltó algo de mejora en el tema del tráfico por la ciudad durante la carrera, algún corte más no había venido mal. Y la parte positiva, la gastronomía de San Sebastián es increíble !!!
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